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05 febrero 2007

Saber comprar y saber vender

Cuando la Bolsa está, como está actualmente, en zona de máximos históricos, la gente quiere saber qué comprar. Las acciones más atractivas a largo plazo, o las que van a subir más rápidamente. Sin embargo, nadie se pregunta cómo vender. Y en estos momentos suele ser lo más importante. Cuándo y cómo deshacer las posiciones manteniendo la relación entre rentabilidad y riesgo.

Los valores pequeños. O los fondos de valores pequeños. Son muy atractivos, pues han ofrecido fuertes rentabilidades en los últimos años y no tienen, al menos de momento, visos de enfriarse. Cabalgan sobre una suerte de profecía autocumplida que se ve agudizada por el escaso capital flotante. Las expectativas de que el valor suba atraen dinero, y una cantidad relativamente modesta es suficiente para impulsar la cotización, y alimentar la profecía.

Cuando está de por medio un fondo de inversión que toma participaciones significativas el mecanismo funciona a toda máquina: el efecto de la entrada de dinero es mayor y la atracción de nuevos accionistas también.

Un inversor inteligente aprovechará las subidas de la acción para deshacer posiciones. Vender paulatinamente para amarrar las plusvalías y, sobre todo en valores de pequeña capitalización, poder salir y evitar la pesadilla que ningún inversor quiere repetir: quedarse pillado.

Pero volviendo al caso de los fondos de valores pequeños, la adquisición de una participación significativa equivale a un matrimonio sin posibilidad de divorcio. Apenas hay margen para el error, pues al igual que la entrada de dinero dispara el precio, la salida lo puede hundir.

Esta lógica se puede aplicar al inversor particular pues, aunque su efecto en la cotización es nimio, en los valores pequeños son habituales los movimientos en manada. Todo el dinero entra a la vez y también sale a la vez. En este contexto, no vender hasta que la acción baje es comprar todas las papeletas para no poder vender.

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