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21 junio 2007

Geopolítica energética en Asia

7. Recursos energéticos (petróleo y carbón)

“El petróleo es el combustible mas versátil que conocemos; se ha posicionado en el centro de la moderna economía industrial, pese a la rivalidad del gas natural y de la energía nuclear, ha conservado su preeminencia principalmente por tratarse de la única fuente de energía multiuso, que además no tiene rival para el sector del transporte”, afirma Edward L. Morse. Según Michael T. Klare, en el 2020 el petróleo se mantendrá como principal fuente de energía, aportando un 37% del consumo mundial de energía.

Para mantener el crecimiento sostenido de estas fulgurantes economías ”petrodependientes”, Asia necesita ingentes cantidades de crudo y gas natural. La demanda voraz de estos tres países crece desmesuradamente, mientras que surgen alarmantes señales del “ocaso del petróleo”, del “peak oil”, sobre el agotamiento a largo plazo del petróleo y otros combustibles fósiles, según la “teoría del pico” del geofísico M. King Hubbert.

Además, en opinión del Centro de Política y Legislación sobre Energía de la Universidad de Dundee, China, India y Japón supondrán también una fuerte demanda de consumo energético de carbón, de alto nivel contaminante. China, con un 70% de demanda mundial, India un 55% y Japón, con Corea del Sur, un 24%.

Según estadísticas de BP, Asia-Pacífico consumió 1.650 mtep de carbón, 1.116 millones de toneladas de petróleo y 366 mtep de gas natural. Es autosuficiente en carbón, ya que su producción ascendió a 1.645 mtep y en un 90% en gas natural, pero la producción de petróleo fue de apenas 382 millones de toneladas, esto es, la región tuvo que importar dos terceras partes de sus necesidades de petróleo.

Al mismo tiempo, la demanda mundial de energía continuará creciendo, con un aumento previsto del 3,1% en el consumo en 2007, liderado por China, el segundo consumidor mundial, detrás de Estados Unidos, el mayor consumidor de petróleo del mundo, al absorber el 25% de la producción mundial.

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), China importó en 2004, 123 millones de toneladas de crudo para completar su producción nacional de 170 millones, sin que con ello alcanzara a cubrir la demanda total de 308 millones.

El déficit del gigante asiático no ha hecho nada más que empezar. El FMI sostiene que de 2005 a 2013, las economías emergentes supondrán casi tres cuartas partes del incremento de la demanda energética y que China representará un tercio de la demanda total. El país asiático duplicará con creces su consumo y triplicará sus importaciones de petróleo en los próximos diez años. Se prevé que para 2025, importará un total de 10,2 millones de b/d (en comparación con los 4,1 mbd de 2005).

A esto hay que añadir que la demanda energética de Japón fue de 11 millones b/d en 2004 y se estima que alcance los 12 millones en 2030 La importación de crudo del “país del sol naciente”, carente de recursos petrolíferos, fue de 5,7 mbd en 2005 y se estima se situará en 4 mbd para 2025.

Cabe señalar a China e India como protagonistas destacados de la competencia global por el crudo. India sigue a China en el ritmo de crecimiento de la demanda de crudo más alta de todas las economías del mundo. Juntos, representarán un 17% del total mundial, superando la estimación prevista de un 5% para Japón.

India sexto consumidor de energía del mundo, cuenta con refinerías de petróleo, si bien tiene escasos recursos de metano y petróleo. Importa el 70% de su demanda petrolífera. La previsión de crecimiento de crudo se estima en un 10% anual.

Las previsiones de crecimiento de la EIA indican que entre 2002 y 2025 el consumo de petróleo aumentará a una tasa anual media del 4,5% en China (3,5% en la India, 1,4% en EEUU, 0% en Japón, 1,3% en Corea del Sur y 1,9% en el mundo).

8. Recursos energéticos (gas)

La escasez del petróleo y la teórica mayor limpieza medioambiental del gas ha hecho que la demanda mundial de gas natural ha crecido exponencialmente, incluyendo la demanda de los países de nuestro estudio: China, India y Japón.

Concretamente, China consumió 12 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtoe) en 1990, 33 en 2004 y se prevé llegar a 59 millones de toneladas en 2015, India 6 millones de toneladas en 1990, 9 en 2004 y previstos 18 en 2015 y Japón, 15 millones de toneladas en 1990, 27 en 2004 y previstos 32 en 2015 .

Se estima que las reservas probadas de gas natural del mundo eran, a finales de 2005, de unos 180.000 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep). La producción mundial fue en 2005 de 2487 Mtep.

El gas natural está muy concentrado en unas pocas áreas. El 56% de las reservas mundiales están situadas en sólo tres países (Federación Rusa, 26,7%, Irán, 15,3% y Qatar, 14,4%) en tanto que Arabia Saudí, cuarto país por reservas, no llega al 4%.

En las últimas tres décadas el crecimiento de su uso ha sido moderado, un 3,5% anual, y en la última década se ha reducido hasta el 2,6%. Tres factores podrían acelerarlo de nuevo: las crecientes necesidades de energía de los países emergentes, especialmente de China e India, por su enorme población; la menor disponibilidad de crudo, especialmente de los tipos más ligeros, y la presión para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera que se deriva del Protocolo de Kyoto, 2001, circunstancias que, previsiblemente, se agudizarán en los próximos años.

El gas natural está llamado a cubrir un hueco importante en el panorama energético del futuro, por las menores emisiones que comporta su consumo respecto a otros combustibles fósiles y, concretamente, el gas natural licuado (GNL) cumplirá un papel relevante, por las ventajas que presenta su transporte frente a los gasoductos.

La importancia que concede Rusia a este valioso producto energético ha motivado a Putin a liderar la creación de un poderoso cártel de los principales productores de este combustible, la posible “OPEP del gas”. Una iniciativa en la que toma parte activa Irán, Argelia, Qatar y Venezuela, que en conjunto controlan el 73% de las reservas de gas natural del planeta y que puede crear de nuevo problemas para los países dependientes.

Rusia es ya una superpotencia energética. Gracias a la subida de los precios del petróleo y del gas, ha recobrado su poder, reclamando su posición preferente en el escenario mundial como potencia independiente. Esto podría fomentar la escalada futura de viejas y nuevas rivalidades, especialmente con Estados Unidos, que parece indeciso sobre si sus relaciones con Rusia deben ser consideradas como potencia rival o como un socio difícil .

Estados Unidos, Europa y nuestros gigantes asiáticos, ven alarmados cómo cobra fuerza este poderoso cartel gasista, una concentración de poder en el negocio energético, que puede suponer una seria amenaza para sus intereses energéticos, que ya soportan la fuerte presión del cartel petrolero OPEP.

Más de un 25% del gas que consume Europa proviene de Rusia. Argelia, uno de los cinco países que formaría la “nueva OPEP del gas”, es también importante suministrador de España, que importa 33.118 millones de m3 de este país.

Reacciones contrarias a este todavía incierto proyecto a medio plazo, no se han hecho esperar. El Comisario para la Energía de la Unión Europea, amenazó con impulsar, como alternativas, el desarrollo de la energía nuclear y el “carbón limpio” si Argelia y Rusia llegan a constituir el referido cartel. Cabe añadir que una posible alianza con Irán podría ser considerada por Estados Unidos y la Unión Europea como una amenaza para Occidente.

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