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28 noviembre 2006

Luis del Olmo: «Jiménez y Ramírez, el de todos los diablos y el de la Piscina»

Parece ser que los obispos van a llegar a un acuerdo y aprobarán una instrucción sobre la unidad de España. Es lo que saben hacer mejor Sus Ilustrísimas: Declaraciones pastorales. Se podría construir una escalera que llegue hasta el mismísimo cielo, utilizando como peldaños declaraciones de este tipo. Pero como muy bien dice el viejo refranero castellano, que por cierto tenía bastante retratados a los señores de la mitra y la casulla, “una cosa es predicar y otra dar trigo”.

La prédica episcopal sobre lo bien que viviríamos los españoles si estuviéramos unidos, sería mucho más ejemplar y sobre todo más efectiva, si a la vez que la declaración, los obispos (todos a una, como Fuenteovejuna) hicieran pública una desautorización radical y absoluta a esa pareja de predicadores del odio, pirómanos de la discordia y fabricantes de crispación, que utilizan con impunidad y alevosía los micrófonos de la cadena de la Iglesia para hacer todo lo contrario que la Iglesia, en principio, predica.

Estamos hablando de Jiménez y Ramírez, el de todos los diablos y el de la Piscina, que cada mañana hacen todo lo que pueden y más, para que esa España, que los obispos quieren unida, se divida aún más, para que esa España se levante crispada. A estos dos rampantes demagogos, lideres en manipulación, y promotores de la infamia, les encanta que los españoles andemos como en los aguafuertes de Goya, atizándonos porrazos unos a otros. Ambos saben que con esta estrategia de bajos instintos tienen más oyentes, y es verdad, venden más periódicos y engrosan aún más sus cuentas corrientes. Y ¿para qué jugar limpio, si se forran con la basura? ¿para qué servir a la verdad cuando pueden servir a sus propios e inconfesables intereses de una manera más rentable?.

Por todo ello, está bien la declaración episcopal sobre la unidad de España, pero obras son amores, señores obispos, obras son amores. Estimados monseñores, practiquen con el ejemplo, entren en la Cope que es su casa y saquen de allí a esa pareja de okupas que están predicando el anti-evangelio. Sería un detalle muy, pero que muy cristiano.

No me extraña que la radio en general haya bajado su credibilidad del primero al tercer puesto: la SER por su cuenta saludando a sus paisanos y amigos, a sus señoritos del gobierno, y la COPE con sus talibanes a los que nos referíamos al lado de los señoritos de la oposición. Así están las cosas, qué tristeza

1 comentario:

F.J. dijo...

el pobre Luis está desesperado porque le comen el mijo. Ahora da clases de moral cristiana. En todo caso es divertido ver a las divas de la radio andar a taconazo limpio.