La edad de oro de los beneficios: la rentabilidad de las empresas bate un récord histórico, según el Banco de España
Nunca antes las empresas españolas habían ganado tanto dinero. Y lo que es aún más relevante, ni siquiera el fuerte aumento de los gastos financieros que se ha producido en el último año al calor del incremento de los tipos de interés (1,25 puntos) es capaz de hacerle sombra a los excedentes empresariales.
Durante los tres primeros trimestres de este año, el resultado neto final de las empresas que colaboran con la Central de Balances Trimestral -que suponen el 13% del PIB- representó un 32,8% del Valor Añadido Bruto, es decir de la capacidad de las sociedades para generar rentas. Se trata, como dice el Banco de España, de un “máximo histórico” y que viene a coincidir básicamente con los beneficios declarados por las empresas que cotizan en el Ibex, el selectivo de la Bolsa española. El resultado neto entre enero y octubre creció un 19,4%, según el balance trimestral.
Para hacerse una idea más cabal de lo que representan ambos niveles hay que tener en cuenta que la base de partida es extraordinariamente alta, toda vez que, como dice el Banco de España, también en 2005 se produjo un máximo histórico, tanto en términos de resultado neto (un 23,2%) como en relación al valor añadido. Los excedentes empresariales representaron nada menos que un 24,4% del VAB.
El análisis que hace el Banco de España es que estos datos ponen de manifiesto que “continúa la racha de buenos beneficios, lo que puede prolongar la larga fase de expansión” que vive la economía española desde hace una docena de años. Según Malo de Molina, lo más positivo es que este fuerte dinamismo de los beneficios empresariales se ha traducido en una renovación del tejido productivo gracias a la fuerte inversión en bienes de equipo.
Hasta aquí la buena noticia. La mala es que dos de los principales argumentos que explican la buena salud financiera de las empresas están agotándose. Por un lado, “ya no podrán seguir beneficiándose del descenso de los tipos de interés”, mientras que tampoco va a ser tan recurrente el acudir a plusvalías extraordinarias para salvar la cuenta de resultados.
Malo de Molina recordó ayer a los empresarios que “cuando se pierden clientes es muy difícil recuperarlos”, llegándose a producir un fenómeno que los economistas denominan histéresis, que viene a ser la tendencia de una economía a mantener sus problemas más allá de lo que es natural. En el caso actual, el peligro radica en que los empresarios se acostumbren a ganar mucho dinero, trasladando a precios el aumento de los beneficios, y olvidándose de la necesidad de ser competitivos.
La buena salud financiera de las empresas, en cualquier caso, tiene mucho que ver con el colchón de liquidez que les han brindado unos tipos de interés históricamente bajos, lo que les ha permitido, por un lado, afrontar crecimientos orgánicos (comprando otras empresas) o abordar intensos procesos de inversión. Ambos fenómenos es lo que explica, según el Banco de España, que el endeudamiento de las empresas españolas se haya disparado en los últimos años, hasta llegar ya a ser más elevado que en la media de la Zona del Euro. Mientras que en España el endeudamiento representa el 196% del valor añadido, en la Eurozona apenas alcanza el 160%, algo que es aún más espectacular si se tiene en cuenta que en 1998 España se situaba 20 puntos por debajo del ratio europeo.
Este fuerte aumento en la apelación a recursos ajenos, sin embargo, se ha visto compensado por los incrementos de actividad. Dicho en otros términos, la rentabilidad de las empresas no ha sufrido debido a que ha habido mayor negocio que ha permitido absorber el incremento de los gastos financieros.
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